Bombos cruzados, contundentes. Techno serio y oscuro, pero a su vez entremezclado con melodĆas profundas provenientes del house. La disco Crobar repleta de jóvenes encendidos, de buen humor, bailando con sonrisas dibujadas en sus caras. AsĆ fue el escenario del primer viernes de invierno de 2019 en Buenos Aires, donde el DJ y productor inglĆ©s desplegó nuevamente su encanto musical frente a mĆ”s de dos mil almas en la capital argentina.
Ā Alan Fitzpatrick brilló una vez mĆ”s frente al pĆŗblico porteƱo, y brindó una presentación en la que fue capaz de mantener el enigma y la sorpresa hasta el minuto final de su set. Una hazaƱa como esta solo puede hacerla un artista que ha publicado tracks en sellos tan disĆmiles como Drumcode o Bedrock.
Como de costumbre, los trenes de la lĆnea Mitre cruzaron sin cesar el techo de Crobar durante toda la velada. Abajo, cada rincón de la disco fue estuvo repleto de personas bailando frenĆ©ticamente al ritmo que Alan dictaba desde la cabina. El artista pareció mover los hilos de cientos de marionetas danzantes y abstraĆdas, sedientas de fina mĆŗsica electrónica.
Actuales tracks compartidos por Fitzpatrick, como āRobot Rideā de Thomas Hoffknecht, mantuvieron electrizada a la multitud que se congregó en la reconocida disco de Palermo. Las dosis justas de armonĆa, kicks y sintetizadores conformaron un dulce sueƱo estelar, donde no faltaron reminiscencias musicales a sonidos vinculados con Radiohead, Prince y Joy Division, sin dudas, influencias ineludibles del DJ a la hora de armar sus composiciones.
La multitud hipnotizada por el inglés se rehusó a abandonar el sitio, el cual permaneció lleno hasta la despedida, registrada a las 7 de la mañana. Al igual que el 2017 y 2018, Buenos Aires fue una vez mÔs un cÔlido nido donde Fitzpatrick empolló lo mejor de su repertorio. Al término de la clase magistral, los porteños presentes se retiraron ya amanecidos, exhaustos y satisfechos.













