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Ernesto Romeo: El Científico Musical

Electronic Groove en Español fue recibido por el reconocido músico compositor y productor argentino Ernesto Romeo en su estudio “La Siesta del Fauno”. Fundador del grupo Klauss, nos cuenta en una interesante charla su trayectoria en el mundo de la música electrónica, su relación con los sintetizadores, compartiéndonos su particular visión del universo de sonidos en el que convive y con el que busca colaborar en la sociedad musical.

Electronic Groove: Hola Ernesto, gracias por recibirnos. ¿Cuéntanos como llegas a la música electrónica y al mundo de los sintetizadores?

Ernesto Romeo: Gracias a ustedes. De muy chico me atrajeron los sonidos que quizás no eran tan convencionales dentro de los distintos estilos de música. En mi casa se escuchaba bastante música clásica y también algunas cosas de rock. Yo nací en 1968 y la primera música que recuerdo eran algunos vinilos que había allí, cosas de los Beatles, Janis Joplin o Santana, discos de música popular como Quilapayun y muchos discos de música clásica.

Las cosas que más me llamaban la atención eran en los discos de música clásica, las sonoridades de algunos instrumentos que no eran tan convencionales como por ejemplo el clavicordio o el órgano, que tenían la capacidad de mantener sonidos sostenidos en el tiempo sin decaimiento y que permitían hacer notas más largas. Recuerdo que de muy chiquitito eso me metía en un estado medio de trance.

EG: ¿Alguna vez hablabas que era como una especie de viaje en el tiempo?

Ernesto Romeo: Para mi había como una cosa parecida, yo me colgaba mucho con ese tipo de sonidos. Además el órgano, por ejemplo, se relacionaba a cosas muy solemnes o tétricas, sobre todo en las películas y las series. Y como en los Locos Adams donde Largo tocaba el clavicordio. Pero a mí no me provocaban exactamente eso, no relacionaba los instrumentos con algo de terror o viejo. Del clavicordio me llamaba la atención el sonido metálico de la púa sosteniendo la cuerda y del órgano la cuestión de que el sonido puede tener mucha variedad tímbrica y sostenerse mucho en el tiempo.

En los discos de música rock por ejemplo me gustaba todo lo que tenía que ver con los ecos, las reverberancias, los sonidos que no eran tan de instrumento musical. Recuerdo un disco de Johnny Rivers, que tenía todo el lado B un tema como de 17 minutos que se llama ‘John Lee Hooker’. Y el cuelgue de ese tema, que es lo mismo durante un montón de tiempo me encantaba. Estas eran cosas que me pasaban cuando tenía 3 o 4 años.

Mis viejos también iban mucho al cine y me llevaban a ver películas que tal vez no eran para chicos. Por ejemplo veía cine ruso o también ‘2001: Odisea al Espacio’, que la vi cuando tenía 10 años, y son películas que tienen un ritmo muy particular. Entonces como que ya de chiquito ese estado, no solo sonoro, sino de estado general como puede tener el cine me llamaban mucho la atención.

EG: ¿Vivías en un contexto que te daba muchas cosas para nutrirte?

Ernesto Romeo: Si, pero nunca manifesté ningún interés particular por hacer música, ni tampoco que me hayan propuesto estudiar algún instrumento o alguna cosa parecida. Cuando ya fui un poco más grande escuchaba la radio y los sonidos que provenían de instrumentos electrónicos, los secuenciadores y los vocoders, pero eran como que formaban parte del paisaje sonoro y dentro de eso eran las cosas que más me atraían. También me gustaban las cosas ligadas a la exploración espacial, en esa época había una serie Cosmos que comenzaba a emitirse y también algunas publicidades relacionadas, que todo eso estaba asociado a cierta música.

Cuando estaba en el secundario, en el año 83 unos amigos me prestan unos casetes de Vangelis y ahí es cuando se produce para mí el impacto consciente de lo que era esa música en un sentido ya personal. No solo escuchaba la música de otra forma, sino que me genero otro tipo de impacto, me sentí identificado con lo que pasaba en esa música, en la cual ni siquiera parecían importantes los instrumentos en realidad. Había algo que se generaba a nivel atmosferas sonoras que para mí era mucho más que música. Realmente me sentí muy impactado por la combinación de lo que hacía Vangelis de lo tímbrico con los otros elementos melódicos, rítmicos y armónicos.

EG: ¿Ahí tuviste una visión diferente de la música?

Ernesto Romeo: Con el tiempo, y me refiero a estos últimos 30 años, fui dándome cuenta y acercándome cada vez más a entender el aspecto limitado de la influencia de la música del que nosotros tenemos culturalmente. En realidad, es una cosa muy restrictiva que solo se refiere a cierto tipo de sonoridades o de formas de explorar lo sonoro. Creo que el arte sonoro es mucho más amplio que las cosas que tienen que ver con melodías, ritmos, canciones o armonías. La potencialidad de elementos vibratorios sonoros es muy influyente, y en los sintetizadores lo que pasa es que vos podes potenciarlo a un nivel inaudito. Puedes lograr sonidos que evolucionan muy lentamente, drones constantes, sonidos que pasan de una frecuencia a otra muy rápido, modulaciones de todo tipo que son imposibles de reproducir a nivel físico, mecánico o acústico.

EG: Ya identificaste al sintetizador ¿Como llegaste a dominarlo y lograr el sonido que querías?

Ernesto Romeo: Yo empecé a estudiar música pensando en tocar el sintetizador, entonces de alguna forma yo sabía que ese era mi instrumento. Estudie piano primero, porque creía que tenía que saber música tradicional para tocar el sinte, cosa que no necesariamente es así. Cuando tuve mi primer sinte, el Siel DK 80, estuve muy perdido. Tenía un panel de acceso que no era con perillas y botones, sino que era una especie de menú con unos parámetros que vos tenías que hacer poniendo dos dígitos en una pantallita. Era un sinte italiano hibrido, tiene una parte digital y otra analógica, pero el acceso es todo digital con una pantallita de dos números, bastante engorroso. Entonces si no sabías de síntesis todo eso que decía el panel no entendías nada. Ni siquiera podía mover una perilla para probar, era elegir un numero de parámetro, poner un valor, ver si pasaba algo y por ahí eso que estabas “moviendo” solo tenía influencia en el sonido si además habilitabas otro parámetro, entonces no me sentí muy cómodo a pesar de que lo explore bastante.

Empecé a entender de sintetizadores cuando tuve mi primer sintetizador analógico, el Kawai 100F, que si tenía una perilla para cada función. Ahí mirando los gráficos, probando y experimentando pude realmente darme cuenta de cuál era la relación entre ciertos módulos o ciertas partes.

EG: ¿Hubo un aprendizaje autodidacta entonces?

Ernesto Romeo: Hubo mucho de autodidacta, pero también estudie un tiempo. Con Jorge Haro tomé unas clases particulares en el 89, donde aprendí cosas a nivel teórico que me ayudaron mucho, como la teoría de los espectros armónicos y la composición de los timbres complejos a partir de la suma de ondas simples. También aprendí a pensar al sintetizador a nivel conceptual como un instrumento modular, con módulos que generan señales y las procesan. La gente que estudiaba síntesis era muy poca, un grupo reducido y yo recién empecé a conocer gente que estaba interesada en esa época. Era un tiempo muy diferente, porque el acceso a la información era distinto, era todo por revistas especializadas o quizás mirando las tapas y contratapas de los discos, viendo si los interiores traían alguna información o fotos. Me gustaba mucho los discos que contenían info técnica, donde vos podías mirar una foto del grupo, ver sus instrumentos y leer que habían usado en los temas, eso me enseñaba mucho. Yo trataba de imaginarme que sonidos sonaban, de que instrumento provenían y también como se hacían esos sonidos. A medida que yo iba aprendiendo del sintetizador iba tratando de relacionar lo que yo entendía experimentalmente con lo que trataba de conceptualizar.

“Empecé a entender de sintetizadores cuando tuve mi primer sintetizador analógico, el Kawai 100F”

EG: ¿Cuándo comienzas a sumar sintetizadores y a formar Klauss?

Ernesto Romeo: A comienzos del año 89 había conseguido un par de sintes importantes, como el Prophet 5 o el Pro-One. En esa época los sintes análogos eran muy baratos, nadie los quería y a mí me gustaban mucho. Los digitales también me gustaban, pero no los podía comprar porque eran muy caros. Yo había formado Klauss un año antes, cuando tuve mi primer sintetizador, pero hasta los 90 no se estabiliza. En ese tiempo logramos tener bastantes instrumentos debido a que eran muy accesibles. A su vez siempre me intereso la cuestión de explorar sobre un montón de sonidos, hacer la música en vivo, y que tengamos disponibles para tocar varios instrumentos distintos. La idea era poder superponer capas, dejar algunos sonidos sonando mientras operabas sobre otros en tiempo real, tener una amplitud tímbrica y un espectro amplio, un arcoíris sonoro bastante profundo. Una de mis aspiraciones también había sido trabajar con instrumentos modulares y el primer sinte modular lo tuve recién en el año 2000.

EG: ¿Crees que la vuelta del sintetizador analógico forma parte de una moda del mercado o de la evolución de la música?

Ernesto Romeo: Es entendible que en su momento nadie quería los sintetizadores analógicos, ya que hay una gran culpa del mercado, esta cosa especulativa de hacer que todo el tiempo quieras comprar algo nuevo y te obliguen a nivel ideológico a descartar las cosas viejas aunque anden. Pero creo que forma parte de la evolución porque hoy en día realmente se ha llegado a una especie de equilibrio, con una convivencia de tecnologías que no había en los 70-80-90. Hoy podes comprar un sinte que tiene una combinación de elementos digitales y analógicos enorme, como el Arturia Matrixbrute, podes comprar muchos sintes análogos también de Arturia, Korg, o un Minimoog nuevo, sintetizadores modulares como también digitales o VST. Hoy en día conviven todo tipo de tecnologías y eso me parece una gran cosa porque no paso siempre así.

EG: ¿Cómo se traduce en el sonido el tacto con el uso de comandos y perillas de todo tipo como tienen los sintetizadores?

Ernesto Romeo: El sintetizador es un instrumento muy particular porque no tiene una forma definida. Los sintes tienen todos formas distintas, entonces no es lo mismo abrir un filtro con un fader deslizable que con un potenciómetro rotativo, que ese pote sea muy chiquitito o sea muy grande, o que te oponga resistencia o este escalonado. Hay montones de cuestiones que van a cambiar y de hecho mucha de las diferencias que yo siento en los sintetizadores son sonoras, de prestaciones, pero también de interfaz. Hay instrumentos con los que me siento a nivel interfaz más empático que otros.

EG: ¿Tienes alguno preferido?

Ernesto Romeo: Tengo varios, pero por ejemplo a nivel “tocabilidad” el Minimoog, el Yamaha CS80, el Roland Jupiter-8 o el Moog modular. Los Prophet no solo son tremendamente inspiradores, sino que hacen una especie de feedback con vos mismo. Un instrumento muy especial en ese sentido es el Synthi AKS, que tiene un joystick asignable a cualquier función controlable por voltaje y el botón de disparo de la envolvente al lado, entonces vos con acciones que no tienen nada que ver con tocar un teclado o interfaz normal como una guitarra o batería, haces un montón de gestualidades musicales no refiriéndote a la música como notas, sino como una cosa que tiene un determinado efecto de variar, frecuencias, timbres o amplitudes. Ese es un sintetizador con el que me identifico mucho también para tocar y es uno de los que más uso en vivo.

EG: ¿El sonido que buscas aparece primero en tu cabeza o vas probando hasta llegar adonde quieres?

Ernesto Romeo: Hay un poco de todo. Yo creo que gran parte de lo interesante que tiene el arte es esa especie de inmediatez, esa especie de hipnosis en la que uno entra y que no sabe bien de donde se originan las cosas que te “inspiran”. Uno va siendo guiado por una combinación de cosas que sabes, de cosas que intuyes y de cosas que son como guías inidentificables que te terminan conduciendo a determinado terreno. Yo tengo mucha relación con los sintetizadores porque estoy todo el día con los instrumentos, sea porque grabo, ensayo, produzco, enseño o me enseñan, entonces voy descubriendo todo el tiempo cosas nuevas. El origen para la composición puede surgir de mil formas distintas, de algo que uno tiene en la cabeza, de un acorde que tocó, de un sonido que estás haciendo, de una combinación de conexiones que hiciste en un instrumento modular o de una secuencia. A mí me gusta mucho componer con secuencias y con todo eso anterior se genera cierto clima que te sugiere ir para uno u otro camino.

EG: Hablaste de enseñar ¿Qué te sucede cuando vienen tus alumnos sin saber nada y llegan a lograr lo que querían?

Ernesto Romeo: La parte que tiene que ver con dar clases me parece muy enriquecedora, porque siento que yo también aprendo todo el tiempo. Ya sea de lo que yo mismo trato de transmitir, de lo que la gente que viene me transmite, de las dudas, de las certezas, también dudo de mis propias ideas. Yo noto que hay una cosa muy interesante que se da en la mayoría de la gente cuando empieza a profundizar en los sintetizadores, que hay algo entre azoramiento, sorpresa, perplejidad, excitación, placer sonoro, una cosa muy exploratoria también. Las ganas de ir a probar una cosa te abren muchas puertas.

EG: ¿Cómo llegaste a la docencia?

Ernesto Romeo: Llegue muy naturalmente, tampoco me había planteado ser músico – risas – pero me resulto natural y fácil poder explicar. Sentí que pude entender y a partir de eso pude transmitir, y que cada vez que transmitía la gente también lo hacía. Hoy en día es una cosa que la practico mucho, tengo hace muchos años una catedra en la universidad de Tres de Febrero. He dado muchos años clases en colegios secundarios y terciarios de sonido, doy muchas conferencias, talleres y charlas relacionados a la tecnología musical y sintetizadores, lo disfruto un montón. Debo haber explicado un millón de veces lo que es un generador de envolventes y cada vez que voy a explicar siento una excitación y un estímulo nuevo.

EG: Generalmente cuando la gente piensa en música electrónica se identifica con lo que suena en un club ¿Que opinión tienes de eso y como te tocó enfrentarlo cuando vos haces otro tipo de música electrónica?

Ernesto Romeo: El termino de música electrónica se ha ido aplicando de manera muy distinta según la época. Cuando vos hablabas de música electrónica en la década del 50-60, estabas hablando ante todo de música experimental hecha por gente de formación académica que trabajaba en laboratorios, que tenían un equipamiento muy específico al que la gente común no accedía, y que era capaz de producir sonidos que uno no podía hacer con instrumentos acústicos, pero tampoco con instrumentos eléctricos. La música electrónica en ese tiempo significaba un cierto tipo de cosa generalmente atonal y considerada ruidosa, bastante desafiante respecto a lo que era la música normal y estaba hecho por un selecto grupo de personas, técnicos y académicos. Generalmente eran músicos que trabajaban con ingenieros.

Ya en la década del 70 la música electrónica empezó a significar otra cosa. Desde mi punto de vista sucede un cambio muy importante, que es que el rock deja de ser un tipo de baile o un estilo musical para pasar a ser una cultura, donde rock implica muchas cosas, no solo escuchar una música o bailar de una cierta manera. Implica una actitud social, cierta ropa o gráfica y dentro de la cultura rock empieza a haber una apropiación de los elementos electrónicos. Se empieza a producir un tipo de música basada en las posibilidades estéticas y expresivas del sintetizador que junto a los instrumentos electrónicos generan otro tipo de música electrónica. Como por ejemplo la música de Tangerine Dream, Vangelis, Kraftwerk, Giorgio Moroder, Pink Floyd y muchos otros. Entonces si vos preguntabas sobre música electrónica a finales de los 70 muy probablemente alguien pensaría en Tangerine Dream, pero si ya preguntas de música electrónica en los 80 vas a hablar de techno, Depeche Mode, Yazoo, Camouflage.

Con la música electrónica a partir de los 90 empezás a hablar de música dance, que no es lo mismo que la música techno. Hablamos de música específicamente para discotecas, ya no tocada y que va dejando incluso el formato canción. En ese caso se relaciona mas con la música de los 70 donde también había abandonado el formato canción y que en los 80 un poco habia sido recuperado y se transformó en esa especie de pop electrónico.

Entonces todo va cambiando. Por ejemplo en los 60 ningún cuerpo de batería tenía mucha predominancia en la música, y por cuestiones que tenían que ver con las limitaciones de grabación probablemente lo que más se escucha en esa música sean los platillos. Ya en los 70 con el rock progresivo, que tiene una actitud de abrirse hacia lo sinfónico, cobran mucha relevancia los tambores, donde comienzan a haber bateristas con instrumentos de muchísimos cuerpos en diferentes tonos. En los 80 empieza a tener mucha relevancia el redoblante, donde se escuchan con mucho gate o reverberados, y a partir del 90 se le empieza a dar mucha relevancia al bombo. Hoy en día la parte rítmica tiene un fuerte asentamiento en el bombo y en los distintos cuerpos es donde se genera la coloración rítmica. Entonces creo que ha habido todo un proceso en donde la música contemporánea integra todos estos elementos de distintas épocas de lo que se llamó música electrónica y donde últimamente también está dejando de tener preponderancia la función estrictamente dance de la música. Hay cada vez más músicos que incluso van a discotecas con elementos para tocar en vivo, empiezan a incluir ciertos elementos texturales como sintes modulares. También la gente fue cambiando y conoce o siente la diferencia entre un artista que está tocando en vivo o arma un tracklist, incluso se dan cuenta si este último lo hace con un criterio musical o solamente pone temas que pegan. Entonces también hay gente que compone en función del tracklist, que realmente es capaz de generar un ambiente en función de los tipos de tema que elige y engancha, lo cual remite a la función del DJ de los 70 que era un tipo climatizador, que sabía leer la pista de alguna forma.

Yo creo que el sintetizador de alguna forma puede hacernos reencontrar con elementos más primigenios. Por más que se vea como un instrumento sofisticado a nivel tecnológico, es en realidad el instrumento que quizás nos está permitiendo encontrarnos con una parte perdida de la música, que es el elemento ritual. Creo que si bien la música de baile está asociada a toda una cuestión que para mí no tiene nada que ver con el ritual a nivel despertar de la conciencia, sino todo lo contrario. La gente va, se revienta, y eso lo único que está haciendo es expresar parte de una angustia contemporánea que tarde o temprano me parece que se va a ir puliendo, en pos de un reencuentro con instancias más profundas de lo que son nuestras vivencias, nuestros límites a nivel perceptivo y nuestras percepciones temporales.

Creo que de una manera todavía muy agresiva y destructiva el ser humano está igual buscando como quebrar ciertos límites que tiene en la forma de conocer el mundo. El baile, el canto y la música son cosas que se han perdido a nivel cultural. Canta el cantante, toca el musico y baila el bailarín. Perdió el ritual y perdió la cuestión en la que todos cantan, bailan y tocan en la tribu. Yo creo que en algún momento el ser humano va a rencontrarse con eso, mas todo el conocimiento y todas las sutilezas que ha logrado desarrollar con otras técnicas, pero que hasta ahora se han aplicado de una manera muy restrictiva, vos sos bueno o malo.

“El sintetizador por más que se vea como sofisticado a nivel tecnológico, es en realidad el instrumento que quizás nos está permitiendo encontrarnos con una parte perdida de la música”

EG: Hablas de una cierta democratización de la música. En relación a eso ¿Que piensas en la posibilidad que hay hoy de hacer música solamente con una computadora?

Ernesto Romeo: Me parece bien, el tema es que no se tome simplemente como un facilismo o como una cosa de “voy a hacer guita en 20 minutos”. Si tu aproximación de hacer música es esa, simplemente vas a tener algo para hacerlo más rápido pero no va a ser distinto al tipo que estaba pensando en hacer música comercial en la década del 70, aunque para eso igual tenía que saber escribir una partitura, solo cambiaste la herramienta. Para mi es una cuestión más energética y de predisposición, es lo que me llama la atención lo que me mueve. Entonces eso tiene que ver también con que yo pasé por muchos periodos de apreciaciones musicales distintas y también era muy prejuicioso con la música de hoy, de los 80 y 90, hasta que empecé a integrar distintos elementos en mi música. Conocí otros músicos, a ver que gente que yo respetaba o quería hacia música que no me gustaba, y gente que hacía música que no me gustaba me proponía trabajar con ellos, con eso pude empezar a derribar mis propios prejuicios, eso me ayudó muchísimo. Creo que también el hecho de que a mí me interesara una música que en su momento no estaba de moda, ayudo a integrar a otra gente a un panorama sonoro y musical que tal vez no tenían registrado.

EG: Teniendo toda esta cantidad de instrumentos en tu estudio ¿Tienes alguna relación con la PC y el mundo digital?

Ernesto Romeo: Tengo mucha relación. La computadora tiene 3 usos en mi vida. Respecto al estudio es el centro de grabación y edición. No es la herramienta de mezcla, yo prefiero mezclar con una consola. Es una gran herramienta didáctica para poder graficar fenómenos sonoros y para poder mostrar ejemplos, pero también es una trampa porque yo creo que nosotros tenemos una gran cultura de lo visual y tenemos muy asociado lo veraz con lo visual, entonces es también muy importante desconectar las interfaces gráficas y escuchar, porque sino pasa que mucha gente termina haciendo música con los ojos sin escuchar. Por eso en aspectos definitivos como la mezcla yo prefiero operar manualmente con poca guía visual. También la PC es muy buena para todo lo que tiene que ver con conjunciones de información, buscar datos, relacionar ideas y sobre todo a nivel comunicación. Sin embargo, siento que la forma de aprendizaje no cambio tanto, cambio el formato. Si obviamente hay más cantidad de información, pero eso no quiere decir que la gente de hoy sepa más que la gente de hace 20 años, ni significa que la gente dentro de 40 años sepa más que la de hoy, tampoco que la gente de antes sabia más que ahora. Creo que lo definitivo es la predisposición, la actitud y la energía, no tanto la herramienta. La herramienta es importante cuando vos tenés claro lo que querés hacer.

EG: Alguna vez dijiste que no creías en la propiedad privada ¿Como se traduce eso en tu estudio?

Ernesto Romeo: Este estudio podría ser un estudio prohibitivo, de elite por decirlo de alguna manera. Podríamos poner algunos pocos instrumentos como parte del staff del estudio y los demás alquilarlos por separado, o que solo tengan acceso cierto tipo de músicos o artistas, pero nunca jamás me intereso ese punto de vista, todo lo contrario. A mí me gustan mucho los instrumentos y siento que profundice mucho en las características de cada uno, por lo que podría explicar la razón de por que cada instrumento esta acá, y me parece fascinante que esté a disposición de cualquier tipo de musico que simplemente tenga las ganas o el interés de hacerlo. Por eso lo importante para nosotros es que este lugar sea accesible, sea un lugar disponible, donde nosotros le podemos transmitir a la gente lo que hace el instrumento para que ellos puedan encontrar lo que necesiten a nivel sonoro o musical, para que se puedan inspirar o experimentar. Yo amo la música y cuanta más música mejor hecha y más felizmente hecha exista creo que es mejor. Entonces yo no creo que esto sea mío, a mí me toco en todo caso tener esta visión ridícula en la cual no tiene que ver con querer tener más instrumentos o acumular. Por supuesto me encantan, pero tiene que ver con que voy entendiendo la distintas relaciones, peculiaridades de los instrumentos, y como eso puede vincularse a los intereses de un montón de personas y la gente que aprende.

También hay muchos instrumentos que han sido importantes a nivel histórico, entonces eso ya te predispone de una manera distinta a usarlos. La gente viene y se pone a tocar el Minimoog, y quizás ese mismo tipo de sonido se podría lograr muy similar con otro instrumento, pero el hecho de que toda esa interface forme parte del instrumento, no solamente el sonido, hace que la persona que lo toca se relacione de una manera distinta. Porque esa interfaz también te conduce por terrenos diferentes entre un sonido y otro, entonces por más que hayas logrado el mismo sonido con otro aparato quizás las transiciones entre un sonido y otro no son las mismas. “Performáticamente” vos tocas de una manera distinta, y además tus movimientos están vinculados quizás a cosas que escuchaste, que no se pueden hacer con la misma trayectoria en otros instrumentos. Así como trabajar con instrumentos que nunca usaste o que no tenés ninguna referencia cultural, te pueden de pronto traer ideas nuevas, o un instrumento que es recontra conocido como el Minimoog, todo el tiempo nos genera sonoridades e ideas que no han sido aplicadas, por que es un instrumento inagotable, como el piano o el violín.

EG: ¿De dónde proviene o que intenta transmitir la definición del estudio como un “laboratorio de sonidos”?

Ernesto Romeo: Para mi está relacionado con tres cosas. Cuando tenía 10-11 años, era bastante malo en la escuela pero me gustaban las cosas relacionadas con la ciencia y el laboratorio. Ese lugar donde una persona por medio de una serie de dispositivos lograba combinaciones que daban como resultado nuevas cosas. Me regalaron un juego de química y yo flasheaba que iba a tirar dos liquiditos e iba a hacer algo. Obviamente los experimentos que hacía eran todos decepcionantes, pero los objetos del juego de química me encantaban.

Por otro lado, cuando empecé en la escuela secundaria yo quería estudiar química industrial anda a saber por que. Yo no tenía facilidad con la parte científica o matemática, pero siempre me llamo mucho la atención ese concepto “laboratorium”. Cuando empiezo a escuchar música electrónica, veo, siento, o intuyo, que eso es un laboratorio sonoro que, es como un lugar donde uno realiza una serie de mezclas, combinaciones y controles para obtener un cierto tipo de resultado. También empiezo a entender el concepto de laboratorio como lugar de trabajo. Hay algo previo al concepto científico de laboratorio y más vinculado a lo alquímico, que tiene que ver con que los elementos al combinarse producen nuevas energías, y yo siento que lo que más hacemos cuando trabajamos con la música es sintonizar distintos tipos de relaciones energéticas, y que de alguna forma esto también es un laboratorio emocional. Entonces en el fondo fui encontrando que ese concepto de laboratorio tenía varias aristas que incluían, el concepto de lugar de trabajo, lugar de experimentación, y el del lugar de síntesis.

EG: Para despedirnos, ¿cuéntanos que vas a presentar en el Festival Mutek?

Ernesto Romeo: La verdad es que no tengo ni idea que vamos a hacer en Mutek – risas. Hablando en serio, el Viernes 22 de septiembre voy a dar una charla sobre los sintetizadores de Arturia, voy a mostrar el Matrixbrute y explicar un poco sus fundamentos. También voy a enseñar otros como el Microbrute, Minibrute, Beatstep y Drumbrute. El Sábado 23 vamos a tocar con Klauss en la cúpula del CCK. Va a ser un concierto que va a estar basado en una especie de combinación entre improvisación y composición en tiempo real con algunos elementos que venimos trabajando hace tiempo en vivo y en ensayos del estudio. Lo más probable es que sea como los últimos conciertos que hemos hecho, que es una sola pieza que se va encadenando de un clima a otro, donde hay partes trabajadas fuertemente desde lo rítmico y otras partes más ligadas a crear como atmosferas sonoras más ambiguas sin una cadencia rítmica tan marcada. Es muy probable que el concierto que hagamos este como vinculado a los cambios de clima a nivel sonoro.

EG: Gracias Ernesto, un gusto y un honor.

Ernesto Romeo: Un placer

Creditos Fotograficos: Luciana Aldegani, Natalia Dymkowski, santiNB y Fotografía De Toiletteeditos 

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